jueves, 21 de abril de 2016

Picardo en Cádiz



 Buenos dias
Me ha llamado la atención este articulo , francamente bueno, sobre la siempre candente cuestión de Gibraltar, reavivado esta vez por el renegado Picardo, nieto de un conocido comunista jerezano que en 1936 tuvo que refugiarse en Gibraltar para evitar la justicia española.
Les dejo el articulo para que Vdes lo lean con tranquilidad y vean  los motivos por los que Gibraltar sigue siendo un forunculo en el cogote de España, una anomalía que no debería tener cabida en la supuesta Europa Unida.
Una afrenta que no cabe entre supuestos integrantes de la Nato que son o deberían ser aliados

20160420 La Voz de Cádiz Ángel Liberal Picardo en Cádiz

LA VOZ DE CÁDIZ, 20 DE ABRIL DE 2016



Picardo en Cádiz
TRIBUNA LIBRE
- 20/04/2016 a las 07:28:42h. - Act. a las 07:28:44h.Guardado en: Cádiz Provincia , Cádiz
El 19 de abril, el denominado Ministro Principal de Gibraltar fue recibido en Cádiz por las autoridades locales. Es el representante de la población del Peñón, que sirve de excusa a los británicos para continuar allí en contra de lo establecido por Naciones Unidas y además, les financia parcialmente la base. Pero no nos engañemos, el Gobierno de Londres es el que realmente manda en Gibraltar. Hace caso de esa población cuando le interesa y la margina cuando le conviene. Para ello ha adoptado una serie de medidas en el ámbito internacional que se reflejan en las convenciones que no ha hecho extensivas a Gibraltar. Entre otras destacamos el «Convenio internacional para la represión de la financiación del terrorismo» y la «Convención contra el tráfico ilícito de estupefacientes y sustancias sicotrópicas».
Quizás nuestras autoridades locales desconocen que Gibraltar es una colonia militar británica, que provoca notorios problemas de seguridad a España porque actúa al margen o contra nosotros y que nos fuerza a asumir unos riesgos que no nos corresponden.
Los del ámbito militar se derivan de la base naval en la que entran buques de superficie y submarinos de propulsión nuclear; allí reparan sus averías y rellenan de munición, sean proyectiles o misiles. Desde allí e incluso en espacios marítimos de soberanía inequívocamente española, se desarrollan actividades militares ajenas a nuestros intereses, cuando no son francamente contrarias a ellos. Para más inri, la base naval es una ‘ratonera’ expuesta a un ataque terrorista. Su facilidad se aprecia examinando los medios que permite la tecnología actual.
El aeródromo de la RAF está construido en el istmo español, en un terreno que nunca fue cedido. Los británicos jamás han sido capaces de presentar un documento válido internacionalmente que justifique su ocupación. El aeródromo también es una fuente de riesgos por las maniobras de los aviones a escasos centenares de metros de La Línea de la Concepción, por los movimientos de munición, por el almacenamiento de materiales peligrosos en la cabecera de poniente de la pista, frente a La Línea y también, por la posibilidad de sufrir un ataque terrorista.
Las capacidades de Gibraltar para el espionaje de comunicaciones resultan notoriamente perjudiciales pues en sus redes pueden caer comunicaciones españolas, civiles o militares, oficiales o privadas, sean de índole personal o económica.
También es significativa su capacidad para detectar el paso por el Estrecho de submarinos en inmersión. Esto multiplica el valor de posición de Gibraltar y permite a los británicos ofrecer estos servicios a nuestros otros aliados, los norteamericanos.
Esa base militar se sostiene gracias a la economía local que a su vez se sustenta en cinco pilares: el ‘bunkering’ (con sus riesgos medioambientales), el denominado Centro Financiero (del cual tenemos cumplidas noticias estos días y más que llegarán), las ventas de tabaco legal o para contrabando (que cubren el 30% del presupuesto local), las apuestas por Internet (con empleados que viven al norte de la verja) y el turismo.
Los cinco pilares se mantienen en pie gracias a los privilegios fiscales de que goza Gibraltar y también, gracias a la fluidez del tránsito por la verja de personas (mano de obra barata), bienes (como el tabaco) y servicios (sobre todo financieros) por pertenecer España y el Reino Unido a la Unión Europea. Todo el tinglado depende de la flexibilidad de los españoles para aceptar esta situación y del rigor con que se exigen nuestros derechos.
El Reino Unido consigue esa flexibilidad gracias a la práctica intensiva de la subversión ideológica que impide a muchos españoles ver que no son más que instrumentos de los intereses militares británicos, especialmente en la Comarca del Campo de Gibraltar.
La practican en el ámbito cultural y académico difundiendo ideas que favorecen a los británicos y desviando la atención de las cuestiones militares. También inciden en el ámbito laboral diciendo que dan trabajo a miles de españoles a los que han convertido en rehenes. Cada vez que las autoridades españolas intentan proteger nuestros derechos tropiezan con las protestas de esos rehenes y de quienes sólo son capaces de mirar hacia el sur de la verja en busca de una solución a los problemas de dependencia que sufre La Línea. Es tal la incidencia de esas protestas que, por miedo a perder votos, se deja el Campo de Gibraltar en manos de los intereses británicos aunque nuestra seguridad esté continuamente expuesta a su arbitrio.
No se les escapan las posibilidades que ofrece la historia de Romeo y Julieta. Ahora, igual que hace muchos años, algunas sombras de Gibraltar planean sobre la Comarca. Los Romeos suponen un peligro y más aún si las Julietas se sitúan en las proximidades de cargos con responsabilidad pública.
Como dinero no les falta también subvencionan a medios de comunicación españoles. El presupuesto para publicidad en este año es de 500.000 libras, que dan para bastante.
Resulta sorprendente que quienes reciben en Cádiz al representante local de Gibraltar sean miembros de partidos políticos a los que se suponía alejados de posiciones imperialistas y colonialistas y más aún, de las que puedan favorecer los intereses militares británicos. Se sitúan frente al espejo de sus propias contradicciones.


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