viernes, 17 de julio de 2020

Un funeral neopagano

Buenos días
Ayer el Presidente Sánchez y su chucho guía el comunista con chepa lleno de maleza obligaron  a los españoles a tragarse una fría y  desangelada ceremonia, a cuenta de que en España ha habido casi 50.000 muertos, fruto de su desidia criminal, una mamarrachada masonica llena de estupideces simbólicas sacadas de alguna serie de películas de vikingos o así, un duelo de los hijos de la viuda  con rosas de mantequilla y atuendos femeninos más acordes con un coktail de hotel verano que de un recuerdo a la memoria de nadie.

Hoy he leído una columna de un importante colaborador de Vozpopuli llamado Miguel  Gimenez y no he podido resistirme, la cuelgo para que Vds entiendan porque estos cretinos hacen lo que hacen y porque lo hacen.


MIQUEL GIMÉNEZ

Jorge Vestrynge afirmó a propósito de Fraga que era una lástima que fuese tan católico. “Con una dosis de paganismo, habría podido llegar muy lejos”. Que la persona que ha inspirado esa nueva ideología que persigue enterrar las señas de identidad de la cultura occidental dijera eso no es baladí. En esta época, se libra una denodada batalla para sustituir la religión y las tradiciones por algo nuevo. Es el advenimiento de la Era del Hijo que profetizó Aleyster Crowley. Hay que matar al Padre y sustituir a Dios por una nueva religión: la del estado.


Se intentó con bastante éxito en el Tercer Reich y en la URSS. Puesto que la masa necesita creer, seamos nosotros quienes les proporcionemos dioses, santos, reliquias y supersticiones, decían. Hay algo obscenamente perturbador en la momia de Lenin y, a la vez, atrayente. De la misma manera sucedía con los caídos en el Putsch de Múnich, cuyos féretros reposaban en la galería de la Feldherrensatrsse, lugar al que anualmente las SS procesionaban de noche con antorchas para renovar su juramento de fidelidad al Führer. Toda idea absoluta conlleva la creación de su cosmogonía y eso requiere barrer las creencias pasadas.

Esa es la intención de algunos dirigentes políticos españoles, crear una nueva liturgia para el consumo de masas, con sus nuevas festividades, sus dogmas, sus rituales, sus mitos y su panteón de deidades. Se evidencia en el empeño que ponen en sacralizar determinadas fechas como el ocho de marzo. No son laicos, a pesar de que se queden afónicos de tanto gritarlo; por el contrario, son profundamente religiosos en tanto que creyentes, lo que sucede es que su fe es muy distinta de la nuestra, dado que es una fe que se fundamenta en la negación del espíritu y en la afirmación del materialismo.

Si alguien tenía dudas cerca del profundo cambio en nuestra sociedad, ahí tienen el denominado acto de homenaje a las víctimas de la pandemia, un funeral de estado que ni fue funeral ni de estado. Fue un acto mágico, puesto que la disposición del cuadrado dentro del circulo significa para los versados en ocultismo el triunfo de lo material sobre lo angélico, la cuadratura del círculo. Quienes así lo dispusieron no podían ignorar tal simbolismo. Lo repetimos: esa religión aparentemente laica ni es ajena al ocultismo, ni es tampoco inocente. Recordemos el acto. Vean esa llama en medio, en el centro del círculo, representando a los que ya no moran corpóreamente entre nosotros, pero sí en espíritu.

El acto que presenciamos este jueves no tiene equivalente en los que hemos podido ver en otros países. Su carga esotérica era tremenda y en modo alguno casual.

Es la llama purificadora que el antiguo Tubal Caín entregó a la humanidad para que aprendieran a dominar el fuego y a forjarlo; noten el círculo, representación del ciclo solar, ciclo también de fuego, que contiene un cuadrado en su interior, el ser humano, aherrojado en los límites del mundo material. Un erudito hebreo amigo mío, que vio por televisión aquello, me dijo que se había estremecido. “He ahí al hombre luciferino animado por la llama eterna consiguiendo dominar la materia, para su propia transformación”. Uno podrá o no estar de acuerdo con el hermetismo, el Zohar, la Kaballah, las tesis de Rosenkreutz o los rituales del Rito Escocés Antiguo y Aceptado que revelan como a través del nuevo Maestro el espíritu del fundador masónico, Hiram Abif, se reencarna y vive de nuevo. Da lo mismo. Pero, empíricamente, el acto que presenciamos este jueves no tiene equivalente en los que hemos podido ver en otros países. Su carga esotérica era tremenda y en modo alguno casual.

Resumiendo: desterrando los símbolos tradicionales – enseña nacional, cruces, liturgias católicas, entre muchas otras cosas – se ha introducido en la psique colectiva un nuevo tiempo, una nueva manera de hacer, de ritualizar el dolor. Es una fe que viene a asesinar a la antigua. Y la vida es símbolo y ritual, como afirmaron personas tan sabias como Gurdjieff, Fulcanelli, Robert Ambelain o Pawels y Bergier.

Fue un ritual neopagano, repito. Eso debería dar que pensar a aquellos que sepan de lo que estoy hablando. También a usted, Señor, que ostenta entre otros el título de Rey de Jerusalén y al que están intentando convencer de que la Era del Hijo ha llegado. Y ya sabe lo que ha de pasar para que tal cosa suceda…

miércoles, 1 de julio de 2020

Recortar todo lo que sobra

Buenos dias
A veces uno encuentra un artículo lleno De sentido común y sensatez que merece la pena
Este es uno de ellos
MIGUEL GIMENEZ

vozpopuli.com/opinion/recortes-gasto-publico_0_1369064378.html
Reducción de ministerios. Es una tomadura de pelo que tengamos el Gobierno con más carteras de nuestra historia democrática. Se ha desdoblado alguno de los ya existentes. Y cada ministerio nuevo requiere su cuota de asesores, amiguetes, carguillos de la mamandurria y demás hierbas. Muchos dirán que es el chocolate del loro, pero hay que ver lo que come el pajarraco. A lo largo del confinamiento el Gobierno ha incrementado un 12,5% del crédito presupuestario, no en compra de material sanitario o en contrataciones de médicos, sino en pagar nóminas de asesores y altos cargos. Hasta ahora la partida presupuestaria para tal fin estaba en cuarenta y tres millones de euros, pero con Sánchez llegamos a los cincuenta y cinco. Es de escándalo.

Reducción de administraciones improductivas. Mientras que la tendencia en la UE es reducirla, en España cada vez se crean más y más organismos. Italia, por ejemplo, ha eliminado de un golpe a 230 diputados y a 155 senadores mediante una ley aprobada por todos los partidos. Un tercio menos de los que había, aunque lo que más admiración causa es que hayan sido los propios interesados quienes, en un gesto patriótico y solidario, hayan decidido llevar adelante esa ley. En España contamos, además de la administración central, con las autonómicas, las diputaciones, los consejos comarcales, los cabildos, los ayuntamientos y me dejo muchas. El modelo pesebrista que obliga a disponer de numerosos cargos públicos para contentar a militantes y amigos es imposible de mantener. Lo dice Bruselas desde la anterior crisis y lo repiten hoy con mayor insistencia.

Si existe un gasto superfluo que se debería recortar con premura quirúrgica es el desmadre que supone tener diecisiete autonomías"

Reducción de medios de comunicación de titularidad pública. No tiene ningún sentido que en el complejo mundo audiovisual actual, en el que con un móvil y un canal de YouTube una sola persona puede generar información, cultura, entretenimiento o ficción, existan mastodontes como RTVE, TV3 o Euskal Telebista, con plantillas sobredimensionadas, delegando sus contenidos en productoras externas propiedad de adictos al partido gobernante, con el consiguiente despilfarro. Y todo con el único fin de servir de correa de transmisión al partido dominante. Sale muy caro a nuestros bolsillos.

Finalmente, la madre el cordero. Si existe un gasto superfluo que se debería recortar con premura quirúrgica es el desmadre que supone tener diecisiete autonomías, lo que representa diecisiete parlamentos, diecisiete gobiernos, diecisiete parques móviles o, como se ha visto a lo largo de la pandemia, diecisiete modelos sanitarios, educativos, judiciales, policiales y de gestión que encarecen tremendamente los costos. No hay Estado en la Unión que pueda soportar el lastre de ese modelo creado durante la Transición para contentar a nacionalistas vascos y catalanes y extendido después a todo el Estado. No ha servido para que el ciudadano disfrute de una administración más próxima y eficaz, que es el principio de la descentralización, sino todo lo contrario. El Estado debe recentralizar competencias empezando, verbigracia, por las sanitarias. Y si algún consejero autonómico se queda sin casoplón con piscina, que se joda, que más se joden nuestros enfermos de la covid-19 por falta de medios.

El aparato del Estado hace aguas hace muchos años y solo se mantiene por los políticos que usan y abusan de las gabelas que obtienen del mismo, de las sinecuras que ofrece tanto y tanto despacho que el contribuyente sufraga, cada vez más arruinado. No necesitamos tanto político ni tanta autonomía, lo que se necesitan son más hospitales, más escuelas, más becas, más investigación, más obra pública, más comunicaciones, más inversión en el campo, en defensa, en pymes, más puestos de trabajo, más honradez y más transparencia. Ahí sí que no hay que recortar ni una millonésima parte.

Al resto, decirles eso que se está oyendo tanto estos días: “Está usted despedido”. Por una sola vez, siquiera, convendría que los recortes se aplicasen a los que viven del cuento y no a las clases productivas.