viernes, 23 de octubre de 2015

Nos estamos jugando el futuro de España

Buenos dias
Rajoy va por el mundo en plan fenicio... o marxista, solo habla de economía.
Jamás menciona la política, es como si para el no existiera, y él es el presidente del Gobierno, no el administrador de una empresa llamada España, aunque también.
De un presidente del Gobierno se esperan medidas políticas, se espera que reestructure, de vigor a la idea de España, se postule como el primer patriota, de impulso a la Unión Nacional, que combata con energía los separatismos, que devuelva a la Justicia su poder, que reforme las autonomías, que se han comido la Nación y que por supuesto de impulso y capacidad a la economía, pero NO sobre la base de estrujar la economía a de los españoles y sus familias, sino sobre la reestructuración del estado, haciéndolo mas eficaz y menos desastroso, controlando el gasto estatal y no permitiendo el galimatías que tenemos hoy en día.

Ha reformado el mercado de trabajo rompiendo el mercado laboral y "birlandole" a los trabajadores sus necesarios derechos laborales, abaratando el despido sin abaratar el contrato, en donde antes trabajaba uno, ahora trabajan tres...con el salario que antes cobrara el primero.
Rajoy ha sido el mayor Bluff de la Historia de la España posfranquista, ZP era y es un inútil increíble, pero NO engaño a nadie, todo el mundo sabia que era un necio ideológico, un inútil español y una mala persona, se aupó en el poder gracias al 11 M y destrozo España, pero NO engaño, dijo clarito lo que haría y lo hizo.

Rajoy mintió desde cinco años antes de hacerse con el poder, mintió a todo el mundo y sobre todo lo habido y por haber, ha destrozado el concepto de familia, ha destrozado la derecha, ha destrozado el mundo del trabajo, a destrozado la Unidad nacional apoyando con dinero y supuestas vacilaciones semánticas y judiciales el secesionismo catalán, ha mantenido y apoyado la Ley del Aborto, la Ley de la Memoria Histórica y cuantas leyes hizo anteriormente a su Gobierno el socialismo, hasta ha seguido manteniendo la Alianza de Civilizaciones y ha hecho todo eso mientras descapitalizaba ideológicamente a su propio partido, Rajoy ha sido más dañino para España que el Psoe.

Nos acercamos a la situación de no retorno, a la situación en la que el propio gobierno puede verse inmerso en la mas clara anticonstitucionalidad, hasta ahora la ha bordeado utilizando los diferentes poderes del estado para eludir sus responsabilidades, pero esto esta tocando fondo, los separatistas se aprestan a darle la puntilla a la Unidad Nacional, NO a la Constitución, base de todas nuestras tribulaciones, sino a España.
En los próximos días o quizá semanas vamos a ver y oír todo tipo de sandeces y mentiras mas o menos descaradas, es época electoral y los políticos dejan la poquita vergüenza que tienen encima de ese piano que jamás compraron y se aprestan a vender sus personas para seguir chupando del bote apelando a todo tipo de subterfugios que muevan los sentimientos, las envidias y los rencores, mientras, los enemigos de España siguen cosechando su campo felón y preparándose para una secesión que no aspira a ser pacifica sino brutal en su forma y en su fondo.

Llegan a mis oídos apañadas intenciones de españoles de buena fe que pretenden , desde el constitucionalismo, apelar a los sentimientos patrióticos de los españoles para apuntalar la Monarquía y la Constitución, para apuntalar la unidad nacional a través de una especie de patriotismo constitucional basado en , precisamente, unos principios que nos han llevado a esta triste situación.
Es una iniciativa sana y sin duda, conociendo a sus promotores, llena de sano patriotismo y buena voluntad, pero llega tarde y sobre todo llega a destiempo, porque los españoles sensatos saben que con esta constitución vamos al ya anunciado e inminente desastre.
Han sido demasiadas traiciones y durante demasiado tiempo.
Las consecuencias de esas traiciones están por verse y serán terribles.


jueves, 15 de octubre de 2015

A propósito de Cataluña y mi “deformación profesional"

 Buenos dias
Un nuevo articulo del General de Infanteria de Marina Juan Chicharro me obliga a, de nuevo, colgarlo de este vuestro blog. 
Creo que lo que escribe dicho general debe ser tenido en cuenta, tanto por la calidad del personaje como por las verdades que en el expresa y que sin duda son de vital importancia
Los españoles creen, en su mayoría, que los militares actuales no piensan, que están al servicio del poder político y que con decir " a sus ordenes" al poder político de turno tienen bastante.
Consideran estos españoles que los militares no tienen interés por España o su futuro, que no ven el berenjenal en el que estamos metidos hasta las trancas, que no ven el peligro que se cierne sobre la unidad nacional y que aun viéndola, estan lejos de tener opinión propia.
Pues bien este magnifico articulo colgado en el diario digital República del general Juan Chicharro dice lo contrario.
                                           General de Infantería de Marina Juan Chicharro




A propósito de Cataluña y mi “deformación profesional”


billete Jordi Pujol
No puedo evitarlo. Cada vez que observo la situación en Cataluña el subconsciente me retrotrae años atrás a los profundos estudios que en la vieja Escuela de Estado Mayor realizábamos sobre lo que la doctrina clásica denominaba “casos particulares de la batalla”. En este caso, y a propósito de Cataluña, me viene a la memoria el análisis que en su día llevamos a cabo sobre la guerra que unos años antes había habido en Argelia en su lucha de emancipación de Francia. Toda comparación suele ser odiosa, y en este caso aún más, toda vez que, al fin y al cabo, y pese al “Algerie francaise” que pronunció De Gaulle, Argelia no dejaba de ser una colonia francesa en el norte de África, mientras que Cataluña no es que sea parte de España sino que es España. En cualquier caso, y salvando las acciones terroristas que hubo en aquella guerra, del estudio de cómo se han desarrollado y se desarrollan las acciones políticas en Cataluña, podemos extraer muchas similitudes de lo que podríamos denominar acciones subversivas. ¿Acaso pueden tener otro nombre?
Entendemos la subversión como un conjunto armónico de acciones diversas, mediante las que una fracción más o menos reducida en principio, y entre la indiferencia inicial de la mayoría de la población, pretende perturbar la estructura política y social de un país para derrumbarla y sustituirla por otra. En este caso la secesión de Cataluña de la patria de la que secularmente forma parte, España. En cualquier guerra subversiva la premisa fundamental para el triunfo de la subversión es la necesidad de contar con el apoyo del pueblo al que es necesario abducir mediante ideas-fuerza. Así nos encontramos con falacias como que Cataluña es una nación sometida, que España nos roba,… etc. Falacias que, sabiamente difundidas a través de medios controlados y sobre todo mediante la educación escolar, acabarán por instalarse en el corazón de una población ajena al principio a estos sentimientos pero en la que acaba calando.
Las técnicas que cualquier movimiento subversivo lleva a cabo en la sociedad que quiere subvertir incluyen no sólo las de captación de masas mediante campañas psicológicas, sino también las de intimidación, las de desmoralización y, llegado el caso, incluso, como sucedió en el pasado, en el País Vasco, la de la eliminación física de autoridades o elementos irreductibles.
Un análisis profundo de todo cuanto ha sucedido en Cataluña en los últimos años me lleva a la conclusión de que todas las acciones antes mencionadas han sido metódicamente aplicadas y seguidas en lo que los independentistas llaman “el proceso soberanista”.
A ver, no hace falta ser un lince para constatar que nos encontramos ante un proceso subversivo en toda su magnitud. Y lo primero que hay que hacer para evitar su triunfo -en este caso la secesión- es reconocerlo para, a partir de ahí, llevar a cabo todas las acciones que sean necesarias para abortarlo.
En la ya citada Escuela de Estado Mayor teníamos un brillante profesor que, ante el estudio de cualquier campaña, nos obligaba a analizarla desde la aplicación en mayor o menor medida de los principios clásicos de la guerra. Sabemos que no por aplicarlos se ganan las guerras pero sí que se pierden si uno no se atiene generalmente a ellos.
Voy ahora a analizar desde esa perspectiva cómo veo lo que está pasando en Cataluña dando por hecho que nos enfrentamos, simplemente, a un fenómeno subversivo.
El principio fundamental a tener en cuenta es el de la voluntad de vencer, entendiéndolo como el firme propósito de imponerse al adversario en cualquier situación. Implica fe en el triunfo, tenacidad para alcanzarlo y actividad insuperable en la ejecución. Supone, por supuesto, una acendrada identificación con los valores patrios.
¿Podemos decir que quienes lideran el movimiento secesionista cumplen los requisitos que este principio preconiza? Por desgracia me temo que sí, si excluimos a los que seguramente se camuflan en él para eludir la acción de la justicia por razones de corrupción manifiesta.
Y, ¿qué decir de quienes tienen la responsabilidad de la defensa del Estado, es decir del Gobierno actual? No seré yo quien le niegue patriotismo, si bien su actitud confusa y tibia me lleva a pensar que atienden muchas veces más a fines de partido que a su responsabilidad. Es triste, por otra parte, que no parezca que tengan mucha fe en el triunfo toda vez que no son pocas las ocasiones en las que dan por hecho la posibilidad de la independencia. Y la dejadez de funciones, ante el incumplimiento de sentencias del Supremo y del Constitucional o de la misma Constitución de las que hacen gala el Sr. Mas y sus compinches, no parece demostrar en absoluto esa insuperable actividad en la ejecución. Si alguien lo duda le invito a leer el artículo 4 del Título Preliminar de la Constitución y lo que establece respecto al uso de la bandera nacional y las autonómicas. “La bajada de pantalones” del Gobierno es inadmisible.
Veamos otro principio. En este caso el relacionado con la libertad de acción y la iniciativa. Poco más tengo, por desgracia, que desarrollar de lo que está pasando, pues resulta tan obvio que el Gobierno va a remolque permanente de lo que le dictan los secesionistas, que incluso hasta lo reconoce al manifestar que irá respondiendo gradualmente a las medidas que vaya implantando la Generalitat. ¡Tiene castañas!, el Gobierno a remolque del Gobierno autónomo catalán.
Por desgracia el Estado español ha perdido la iniciativa por completo y -lo que es peor- no hace nada por recuperarla. Si se quiere evitar lo peor hay que actuar urgentemente sobre los medios hoy controlados por la Generalitat secesionista y, desde luego, sobre la enseñanza.
O bien, es que no se da cuenta el Gobierno de que esa cacareada mayoría de no independentistas que dice ha habido en las elecciones -yo no me la creo, pues dar por hecho que partidos radicales como Podemos están por la unidad de España es una ilusión- ya no será tal dentro de cuatro años, cuando los abducidos catorceañeros de hoy voten dentro de cuatro años y, no digamos, dentro de ocho. Se necesita ser muy torpe para no apercibirse de todo esto y no actuar ya. O, ¿es que no son tan torpes pero se han rendido ya?
Sólo he analizado dos principios y no sigo más, pues la conclusión a la que llego es lamentable y desoladora.
Y a todo esto en esta jaula de grillos surge ahora el Sr. Aznar arremetiendo contra la pasividad gubernamental. Bienvenidas sean sus palabras, claro que no le vendría mal recordar que fue él quien por inocencia, ignorancia o interés cedió competencias vitales para la pervivencia del Estado. De todas formas corregir es de sabios y más vale eso que nada.
Definitivamente, me temo que con el viejo profesor antes aludido nuestros dirigentes del PP estarían suspendidos por completo.

sábado, 10 de octubre de 2015

Los latiguillos y otras expresiones “meneantes”

Buenos días
Cuelgo esta vez una critica que hace el general Juan Chicharro a la palabrería políticamente correcta que ha sustituido al español mondo y lirondo.
El español es un idioma riquísimo y muy expresivo, aun así y gracias a la estupidez reinante esta siendo sustituido por una extraña jerga que pretende expresar lo que en español es sencillo de una manera y unas formulas estúpidas y alambicadas que den apariencia al que las utiliza de un grado de cultura superior al resto.
Es la cretinez dominante hecha idioma.





    Los latiguillos y otras expresiones “meneantes”


    Ya se conoce el resultado de las elecciones autonómicas en Cataluña. Ya todos los partidos políticos, como es habitual, proclaman la bonanza de los votos obtenidos. Yo, por mi parte, también confirmo mi tesis de que la inacción es incompatible con el ejercicio del mando y que cuando se cede la iniciativa al adversario se acaba perdiendo. Y es que la inoperancia del Gobierno central del señor Rajoy nos ha llevado a esta lamentable situación. Claro que no es el único culpable, por supuesto, pero las cosas no estarían donde están si no hubiera estado siempre a verlas venir. Es tal mi hartazgo e impotencia, hoy, que mi mala pluma no encuentra argumentos fuera del pesimismo. Así que cambio de rumbo ciento ochenta grados y me aventuro por una extraña línea, diferente a la habitual, a modo de terapia personal que amortigüe mi mala disposición de hoy.
    Y es que creo llegado el momento de escribir algo, por si pudiera contribuir modestamente a mejorar nuestro lenguaje, muy vapuleado por los anglicismos que nos inundan y por expresiones que se ponen de moda en la radio y televisión y ofenden la inteligencia del oyente.
    Creo que los medios de comunicación están obligados a fomentar un uso correcto del lenguaje y más en estos tiempos, cuando es maltratado con absoluta impunidad e incluso se santifican, a veces, tontas expresiones mediante su aceptación -o más bien claudicación- por la RAE.
    cursi yoExpongo, pues, una recopilación de “latiguillos”, expresiones y cantinelas que, por desgracia, proliferan en la comunicación efectuada por determinados políticos, locutores, periodistas y contertulios, especialmente en la televisión, y que atentan contra la riqueza de nuestra lengua, una como pocas, con un amplísimo acervo de expresiones para transmitir cualquier idea, noticia u opinión, sin necesidad de usar alternativas desafortunadas, erróneas o, sencillamente, bobas.
    Este país (España), esta nación (País Vasco, Catalunya…): sin comentarios.
    El presunto… asesino o lo que sea: aunque tenga la cabeza de la víctima en una mano y un hacha chorreante en la otra.
    Es un guiño, a la derecha, a la izquierda…: alguien tiene un tic y quiere contagiarlo.
    Complicidad con o hacia…: político (¿= delincuente?)
    Poner en valor (algo)…: en vez de valorar o apreciar; siempre con eufemismos y circunloquios… (¿A cuánto está el kilo hoy?).
    Es un hecho histórico: claro; después de la Prehistoria, ¡todos los hechos fueron históricos!
    Por problemas de agenda: pues si es defectuosa, que la cambien.
    Los flecos: ¿A qué sastre van los políticos?
    Dicho esto… dicho lo cual: redundancia innecesaria y cursi.
    Como no podía ser de otra manera: ¡Oh, rígido destino!
    Hoja de ruta: ¿Dónde va esta gente?
    Cuaderno de bitácora: ¡Claro!, muchos políticos tienen barco.
    Estructura larvada: ¿Mande?
    Paquete de medidas: ¿Con regla, pesas y medidor de ángulos?
    Consolidación fiscal: ¡A temblar, hermanos!
    Hay que hacerlo sí o sí: viva la democracia.
    Va a ser que no: ¿En qué quedamos?
    Más Europa: menos sueldo y más impuestos y recortes.
    No pudo ser: a veces, cuando se pierde un partido, una negociación, etc.: ¡A ver!, o fue o no fue.
    Entre comillas: esta expresión, acompañada de un gesto de las manos, resulta “meneante” (ver significado al final).
    Abrir el melón: sucesorio, de la reforma laboral, etc.
    … sobre la mesa: ¡Claro!, ¿dónde, sino, se iba a abrir el melón?
    Argumento maniqueo: el caso es ser original.
    Toca mover ficha a…: estos políticos, siempre jugando.
    La pelota está ahora en el tejado de…: siguen jugando y, encima, pierden el balón.
    Pasar página: ¡Qué bien!, ¡eso implica que leen!
    Recorrido político: pero, ¡si van en coche oficial!
    Votar con la mano en la nariz: ¡Vaya ordinariez!
    Impulso reformista: expresión de moda, por las marionetas de Merkel.
    Un flaco favor…: para que no engorde el favorecido.
    … de las antiguas pesetas: ¿Las hay nuevas?
    Mítico, legendario: por tanto, no existió.
    Emblemático, carismático, un icono: bobo latiguillo reciente
    Una quita de…: ¡Resulta meneante!
    Planes de futuro: ¿Hay planes de pasado?
    Se ha producido una noticia: suceden hechos y las noticias los narran.
    El tejido empresarial, social…: o de lo que sea.
    Los agentes sociales: los antisociales son aún más peligrosos
    Os/as, vascos y vascas, vecinos/as…: ¡Cantinela agotadora e inútil!
    El tema de (cualquier cosa): vulgaridad muy utilizada.
    El mundo de, la cultura de…, del vino, botellón: ¡Expresión panacea!
    Emprendedores: nuevo latiguillo utilizado hasta el agotamiento.
    Hacérselo mirar…: ¿Algunos tertulianos han estudiado medicina?
    La excelencia: en la enseñanza, en esto y en aquello, ¿Por qué no se cita la calidad, la mejora, el perfeccionamiento, etc.?
    Manejo de los tiempos: ¡Cómo Dios!
    En tiempo real: ¿Es perpendicular al imaginario?
    Externalizar: es decir, privatizar.
    La pescadilla que se muerde la cola: ¡Masoquista!
    Un ajuste en… o regulación de empleo: ¡Dios le ampare!
    Con la que está cayendo: ¡Qué original! Pues ya escampará.
    Violencia,… o lo que sea de género: En vez de doméstico o de sexo: género es un conjunto de seres con caracteres comunes.
    Hoy es el día del/de la… (lo que sea)…: santoral laico.
    ¡Es un gobierno tecnócrata o un Sr. tecnócrata!: en sentido peyorativo. ¡Molesta que ocupen puestos personas competentes!
    Progresista: más proclive a la defensa de los derechos de los “presuntos” culpables antepuestos a los de las víctimas.
    Colectivo de…: grupo que dará problemas a la colectividad restante.
    Contestación social: acción sindical, en supuesta representación de los ciudadanos, oponiéndose a medidas, casi siempre lógicas, para perpetuarse en el cargo, subvencionado.
    Antidemocrático: expresión progre para calificar hechos o declaraciones, normalmente de sentido común.
    Es mi verdad”: ¡Así cualquiera!
    Un hecho puntual: en vez de concreto o esporádico.
    Todos nuestros agentes están ocupados: pero, ¿no había más de cuatro millones de parados?
    No cuelgue, le atenderá un agente…: incluso en el taller de la zapatería de la esquina. ¡Nos hemos vuelto muy elegantes!
    Se ha caído el sistema; no podemos atenderle; ha sido un error del ordenador; por problemas informáticos: justificación de la ineptitud de alguien.
    Tener dos alternativas: es decir, cuatro posibilidades.
    Cine de autor: o sea, subvencionado.
    La fashion week o la reciente horse week: fascinating!
    Nuestros caldos…: por vinos (ésta me subleva en especial).
    Texturas: mantra proveniente de la gastronomía.
    ¡Ya te vale!: ¿qué es lo que te vale?
    Divino de la muerte: ¡Supermeneante!
    Fragancia, aroma…: ¿Ya no hay olores ni perfumes?
    Pausa lúdica interactiva, segmento lúdico: recreo del colegio.
    Incorrecciones muy usuales: pienso, opino, digo… de que…; ambos dos o más…; subir arriba, bajar abajo, salir fuera, entrar dentro; detrás mía; ir a por; hasta que no (Ej.: “hasta que no llegues no aparco”… en vez de: “hasta que llegues no aparco”).
    Lo que es…: pronunciado, además, “lo que éh”
    En olor de multitud…: por “en loor de multitud”.
    De motu proprio: en vez de motu proprio.
    ¡Para nada!: en vez de un simple no.
    Hubiera/hubiera. Ej.: Si hubiera llegado hubiera ganado… en vez de “si hubiera llegado habría ganado”.
    Explotar: en vez de explosionar (tremendo, para un militar).
    “Meneante”: expresión de unos amigos, no en el DRAE, que significa entre hortera, grimoso, paleto, cursi e irritante. Ej.: “nuestras albóndigas al parmeiano con las patatas de la abuela sobre un lecho de eneldo”, o, un “cazador” novel, con todo el equipo nuevo y reluciente.
    Les propongo hacer juntos un glosario y publicarlo para disfrute de esnobs y espabilondas (tertulianos opinantes de todo, sabedores de nada). ¡Qué fashion!
    Y fin de la terapia.