El ínclito Mons. Del Río, a la sazón arzobispo castrense, ha colgado un Tweet que dice: “Los violentos llevan a la ruina a la gente que dicen defender. Nuestro apoyo y oraciones por los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad y por sus familiares que tanto están sufriendo esos días en Cataluña, para que impere la ley, el derecho y la libertad. Dios nos conceda la paz”.
Pues bien, Mons. Del Río, le voy a decir quiénes son los violentos realmente, porque a los que usted llama violentos no son más que los engendros, descerebrados, abortos e hijos de los verdaderos violentos, que son:
  • La violenta y bastarda casta política en general, o sea, la antinacional y antiespañola, es decir, la extrema izquierda marxista revolucionaria (en España la izquierda siempre es extrema, ultra, marxista y revolucionaria) que, contumaz, quiere retrotraernos, involucionarnos, a repetir la parte más agria de nuestra más reciente historia por pura e irracional venganza, así como también la “nacional”, que en realidad no lo es aunque va de ello, por egoísta, cicatera y tan corrupta como la otra, todos los cuales en su infinita mediocridad violentan al pueblo con sus malas e interesadas leyes, con sus malditos juegos de salón, con sus inmundas corruptelas, falsedades y violentos y constantes malos ejemplos.
  • Violentos son los secesionistas traidores a la patria, alucinados, cancerígenos, bastardos y anormales que hacen de su capa un sayo y no son ni ilegalizados ni perseguidos porque los anteriores, la extrema izquierda, les sigue el juego por afinidad e interés, y la derecha porque les tienen miedo, de todo lo cual se vienen beneficiando aquellos.
  • Violentos son los jueces prevaricadores, politizados, buscadores de su propio beneficio, que amparan a todos los citados con sus injustas y violentas sentencias, mientras dictan otras igual de injustas contra los honrados y decentes de verdad.
  • Violentos son las cúpulas militares que, renegando de sus tradiciones y obligaciones, y traicionando sus juramentos, se vienen sometiendo a todos y a todo con tal de “hacer la carrera”, prefiriendo el paripé cómodo y lucrativo de las “misiones en el exterior” al servicio de intereses extranjeros, cual mercenarios, antes que velar por la Patria.
  • Violentos son ustedes, los obispos, sacerdotes y religiosos que, renegando y apostatando de nuestra Santa Fe, predican un Evangelio que es una caricatura, una burla del único y verdadero; violentos porque dispersan a las ovejas o las convierten en borregos; violentos porque han renunciado a ser la conciencia de todos nosotros sosteniendo una calculada ambigüedad en asuntos como el aborto, el divorcio, la eutanasia, ect.; violentos porque callan ante la decadencia y degeneración de las costumbres; violentos porque sostienen una 13TV y una COPE en la que sus “estrellas” promocionan lo contrario de lo que debieran; violentos porque sólo piensa en la “X”; violentos porque amparan a sus colegas catalanes lo que todos vemos, así como a sus curas de allí, sin mover un dedo; violentos porque han caído en el vicio del corporativismo; violentos, Mons., todos ustedes son violentos porque todo lo dicho es violencia porque confunde y da mal ejemplo al pueblo. Violentos son ustedes y el Vaticano al sumarse entusiastas al aquelarre de la profanación de los restos de Franco, rex sacra en terreno sagrado, pecado de lesa Humanidad que les manchará para siempre. Violentos son ustedes con su tibieza por la cual serán vomitados.
  • Violenta es la Casa Real, cada día más irreal, que fiel a la estela de su estirpe mira al tendido buscando sólo salvar el chiringuito utilizando como moneda de cambio la propia España.
Mons. Del Río, arzobispo castrense, los que usted tilda de “violentos” son la consecuencia, no la causa, por eso tienen menos culpa que los violentos de verdad arriba citados, por ello, les será el juicio menos duro que a ustedes.
En cuanto al imperio de la ley, el derecho y la libertad, así como a la paz, pregúnteles a los españoles de Cataluña abandonados, como los de Vascongadas, Galicia, etc., a los pies de todos los violentos citados y verá lo que le contestan.
Mons. Del Río, su tweet es manifiestamente violento, mejor váyase a un monasterio a hacer oración y penitencia que falta le hace, y recuerde lo que sentenció San Juan Crisóstomo “Pocos obispos se salvan”… y yo añado que de los españoles del último medio siglo, Guerra Campos y para de contar.