martes, 29 de diciembre de 2020

¿Acaso es tan difícil predecir nuestro futuro tras lo que significó la intervención de Banesto? Por Mario Conde

 Buenos días.

Este esclarecedor árticulo de la persona de Mario Conde que vivió como el Sistema se cerraba en su torno para expulsarlo de la vida pública de  España, utilizando todo tipo de manipulaciones legales e ilegales, todas menos el asesinato, deja clara una cosa, que antes de que el sistema pierda perderán todos y cada uno de los españoles, de manera que este año 2021  que se nos viene encima va a ser el año en el que para que los poderosos de verdad mantengan intacto su poder los españoles van a ser privados de sus derechos en nombre de la "democracia y la libertad"

Los unicos que en este momento están molestando a los detentadores del poder son los de VOX y una de dos, o tragan con lo que es el llamado sistema o les sucederá lo mismo que le sucedió a Mario Conde, al que como no pudieron silenciar metiendolo en la carcel lo hicieron metiendo entre rejas a sus hijos para que de una vez por todas tomara nota y dejara de señalar el camino por el que, aun hoy, se debe y se puede salir de este laberinto de indecente canalleria que se llama Sistema.

https://elcorreodeespana.com/opinion/650648629/Acaso-es-tan-dificil-predecir-nuestro-futuro-tras-lo-que-significo-la-intervencion-de-Banesto-Por-Mario-Conde.html



Han pasado ya 27 años desde que el 28 de diciembre de 1993 se adoptara una de las decisiones más abyectas, miserables, y, al tiempo, esclarecedoras, desde  que se implantó el modelo de convivencia que fue calificado, con indudable cinismo, de democracia. Me refiero, claro, a la decisión de intervenir Banesto y su potente grupo industrial que representaba mas del 1 por 100 del producto interior bruto español. No voy a detenerme ahora —no merece la pena— en los ridículos ”razonamientos” económico-financieros que no fueron sino el disfraz con el que se cubrieron las espurias intenciones del modelo de poder.

Confieso que cuando arribé en el banco conocía únicamente la epidermis del modo en que se ordenaba nuestra convivencia. Pero pronto me percaté de que en una plataforma semejante, además de ejercer poder financiero e industrial, penetrabas de lleno en el círculo en el que se ejerce el verdadero poder, y precisamente por eso, y no por otra suerte de reclamaciones de corte genético social, se exigía que cualquiera que deseara pertenecer a semejante cofradía, llegara con los deberes hechos, esto es, con los suficientes compromisos adquiridos en su trayectoria como para no poder negarse en su momento a los requerimientos del poder.

Me di cuenta de que mas allá del postulado democrático parlamentario el verdadero poder se localizaba y ejercía desde un entramado al que califiqué de Sistema, integrado por los partidos políticos, el poder financiero y el entonces todopoderoso poder mediático. Y su esencia era tan simple y llana como negar en la práctica el absurdo de un modelo construido sobre la premisa de un hombre un voto.

Seguramente escandalizará algo el aserto, pero no por ello deja de ser verdad. La inteligencia que alimenta el Sistema se dio cuenta de que en un barbecho integrado por el irracional principio de que cualquier hombre, ilustrado o lego, responsable o maleante, tiene el mismo derecho con su voto a conformar el modelo de convivencia, nada sólido y eficiente podría edificarse. Así que se diferenció entre literatura ilusoria y poder de facto. Literariamente se manifestó ese principio: un hombre un voto. Desde el poder se trabajó para mantenerlo en la epidermis y circuncidarlo en la praxis. Para ello se edificaron cuatro baluartes: el monopolio de los partidos políticos en el acceso al poder del Estado, el principio de disciplina de voto de los “parlamentarios” electos, la asociación de intereses con los poderes financieros y el control social mediante los medios de comunicación. De este modo se mantenía viva la ilusión de la democracia mientras se operaba en la práctica con un poder de corte déspota-ilustrado, solo que, lamentablemente, lo ilustrado en demasiadas ocasiones brillaba por su ausencia.  Así nació el Sistema.  Por ello en 2005, en mi libro “Cosas del camino”,  escribí: cuando la llamada democracia descubrió el poder político de la inducción sobre la masa, se convirtió en Sistema.

¿Y qué tiene que ver la intervención de Banesto con el Sistema?  Solo las mentes poco dotadas, las abducidas y las propias de los autores, cómplices y encubridores de semejante fasto de poder pueden seguir sosteniendo que aquello fue algo debido a consideraciones financieras. Como digo, no quiero detenerme en semejante despropósito, sería echar rosas a los cerdos. Vamos al grano, al meollo, al epicentro del poder. 

Aquella mañana del 28 de diciembre de 1993 me llamó el Rey Don Juan Carlos a mi despacho de Banesto. Unos pocos consejeros habíamos pasado la noche en vela tratando de adivinar qué extraños designios se escondían tras la inconcebible actitud de un hombre débil y pusilánime llamado Angel Rojo que fue nombrado Gobernador del Banco de España tras el inevitable, y algo escandaloso, cese del inefable gobernador Mariano Rubio, ambos tristemente fallecidos al dia de hoy. El rey, en aquella llamada, con una voz entre angustiada y enervada, con un tono que mas recordaba al grito que a la calma, me espetó:

—Me ha llamado el Presidente del Gobierno para decirme que van a intervenir Banesto -gritó

—¿Y qué le ha respondido Vuestra Majestad? —pregunté con tono calmo propio de quien sabe vivir lo inevitable.

—Que eso no se puede hacer en el mundo occidental; que JP Morgan es el primer banco del mundo que ha estudiado a fondo Banesto  y  tras el estudio ha decidido invertir su dinero, así que hay que hablar con ellos antes que cualquier otra cosa —sentenció en tono enervado.

Guardé unos segundos de respetuoso silencio y en el mismo tono calmo y sereno de antes pregunté:

—¿Y qué le ha respondido el presidente, Señor?

—Que no me meta en política —dijo el Rey en un alarde de sinceridad.

Silencio espeso. Mi mente funcionaba a toda velocidad. Entendí. La suerte estaba echada. ¿Qué podía hacer? Ya nada dependía de mí, sino del Rey, de cómo entendiera esa frase. Así que no me quedó más remedio que responder.

—Pues eso, Señor, no se meta en política….

Asi terminó una de las conversaciones más elocuentes, duras, difíciles y al tiempo dolorosas de mi vida. Esas frases fueron más ilustrativas del país en el que vivo que todas las bibliotecas del mundo.

¿Política? me dije para mis adentros. El Rey  tiene como misión constitucional salvaguardar el normal funcionamiento de las instituciones. Pues en ese día, en ese instante, el Gobierno, la oposición de Aznar, el Banco de España, el Ministerio de Economía, todas esas instituciones se encontraban funcionando de modo nítidamente espurio. Era evidente: Aznar, por quien el monarca profesaba tan escasa admiración, y González, Presidente del Gobierno, decidieron semejante atrocidad con la excusa de salvar el “sistema”, cuando en realidad obedecían única y exclusivamente a sus propios intereses. Era obvio de toda obviedad. ¿Qué haría el Rey? Me pregunté. ¿Diría que quería hablar con el presidente de JP Morgan  y el Gobernador antes de decidir?. No se trataba de política con minúsculas, de algo que interesaba únicamente a España, por importante que fuera. Se trataba de la credibilidad de nuestro país, de nuestro sistema financiero, un asunto de repercusión mundial. ¿Ejecutaría el rey su atribución constitucional de velar por el normal funcionamiento de las instituciones?.

 

Entendí lo que ese dia sucedió. González y Aznar quisieron impedirlo. En el fondo le estaban diciendo a Don Juan Carlos:”entérese Señor de quien manda en España. El poder lo ejerce el Sistema. Así que aléjese de este escenario”. Don  Juan Carlos fue Rey por decisión de Franco, primero, y de los llamados padres de la Constitución después. Seguramente un rey consciente de algo así presiente su limitación de origen. Por ello el Sistema ese día se impuso de forma rotunda. Enseñó al Rey quien manda en el sistema financiero, en los medios de comunicación y, poco después, en la fiscalía y la judicatura. Es decir, sobre la libertad, dignidad y hacienda de todos los españoles.

Fue tan obsceno todo que la sociedad civil se quedó atónita, acobardada, en silencio. Desde ese día ninguna voz crítica desde esa inerte sociedad civil osó expresarse en contra del poder o simplemente criticando sus decisiones. Únicamente escarceos desde lugares inocuos, pero desde cualquier plataforma mínimamente  importante no se escuchó más que el acobardado sonido del silencio.

Del mismo modo en que fagocitaron la democracia hicieron lo propio con la Monarquía. Mantuvieron en ambos casos la formalidad exterior de la carcasa, pero eliminaron la esencia del contenido. Por ello ese día 28 de diciembre de 1993 el Sistema alcanzó no ya el punto álgido de su poder, sino la osadía de evidenciarlo ante los ojos de una sociedad adoctrinada, sumisa y acobardada que prefirió consumir mentira e injusticia antes que mirarse al espejo de su propia inanidad.

La pregunta entonces es: ¿nos extraña lo que está sucediendo hoy  en día en nuestro país? ¿Acaso es tan difícil predecir por dónde vamos a caminar en este año 2021 que ahora comienza? ¿Hay, acaso, fuerzas capaces en nuestra sociedad de alterar ese rumbo?.


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jueves, 24 de diciembre de 2020

Vayan cerrando

Buenos Dias

Nuevamente una columna de Miguel Gimenez da en el clavo y sitúa lo que está sucediendo en su justa dimensión.

Su reflexión merece un aplauso porque es sencillamente magnífica mientras pone los pelos de punta.

https://www.vozpopuli.com/opinion/miquel-gimenez-opinion_0_1421858964.html

Miquel Giménez

Se acerca ese momento en el que los periodistas hacemos lo que se denomina pomposamente “balance del año” y que suele ser un pretexto para loar a poderosos, poner a parir a los adversarios y mentar las banalidades de siempre acerca de si fulanita se lió con menganito o de si zutanito se ha cambiado de sexo, de coche, de piso o de ropa interior, que todo vale y todo alimenta. Me temo que el año que estamos a punto de dejar atrás no se preste a estos recursos convencionales.

Quedará como un año de muerte, de miedo, de irresponsabilidad, de mentiras, de daños irreparables, de dolor, de ruina. Es difícil concentrar en doce meses tanta desgracia y tanta sumisión al Big Brother. Nunca como ahora se ha visto el auténtico carácter del poder despótico que ejercen los partidos ni su indiferencia hacia sus compatriotas. Tampoco se había conocido jamás y en tamaña magnitud la capacidad de mentir descaradamente del Gobierno, así como las tragaderas de buena parte de la población que, con tal de no asumir su responsabilidad como ciudadanos, son capaces de caer en la estupidez más profunda y en actitudes que avergonzarían a un chiquillo de parvulario.

Este tiempo de reclusión forzosa, añadido al de la reclusión parcial, la limitación en los desplazamientos, la crisis económica y la amenaza de esa guadaña en forma de virus podría habernos hecho reflexionar en un sentido positivo que fuese más allá de berrear el Resistiré desde los balcones o grabarnos a nosotros mismos haciendo la primera ordinariez que se nos pasase por la cabeza. Pero ya hemos comprobado el fuste moral de nuestra sociedad. Cualquier cosa antes que afrontar la realidad y buscar soluciones.

Por eso, si soy crítico con la clase dirigente, no puedo serlo menos con el conjunto de españoles, que han demostrado merecer a los ineptos que tenemos al frente de los asuntos públicos. Cuando a un país le interesa más saber cuando hay fútbol o si podrá salir a tomar el vermú o a hacer botellón o a reunirse con cincuenta para una barbacoa en lugar de interesarse por los derechos que le están recortando, la corrupción generada alrededor de lo sanitario, los avances y bulos que giran respecto al virus o la mentira como paradigma de la política, es señal de que ha llegado el momento de ir cerrando y el último que apague la luz.

Porque tengan muy claro que el 2021 no será mejor en lo respectivo a la pandemia y ya no digamos si nos metemos en el terreno económico. España está hundida, arruinada, en bancarrota, con una deuda exorbitante imposible de pagar, dependiendo de unos préstamos europeos que, en caso de que lleguen, no cubren ni la mitad de lo que se precisa y, peor todavía, metida hasta el cuello en una crisis moral en lo político por culpa de unos desalmados que no reparan en nada con tal de conseguir sus fines. Lamento que el último artículo que publico este año tenga un sabor amargo, pero la primera condición para solucionar un problema es aceptar que existe.

Se acaba, y creo que para siempre, una cierta manera de entender lo público, las relaciones entre administradores y administrados, la idea de una Europa entendida como unión de naciones hijas de una misma cultura y una misma cosmovisión. Se termina la tradicional relación entre familias, entre amigos, entre compañeros de trabajo, entre empresarios y trabajadores. Todo se va por el desagüe para dejar sitio a unos tiempos fríos, desapasionados, dictatoriales, aburridos, en blanco y negro y, por descontado, con una injusticia social terrible, abismal. Ha llegado el tiempo del miedo, la pobreza, la desconfianza y la soledad.

Vayan cerrando, pues, el 2020, y si me aceptan un consejo no se apresuren en abrir demasiado pronto el 2021. Nunca se sabe. Dicho lo cual, les deseo a todos feliz Navidad y próspero Año Nuevo. Lo que no es poco desear. Y que Dios reparta suerte.

viernes, 4 de diciembre de 2020

Quieren ilegalizar VOX

 Buenos días

He aquí un comentario lleno de buena intención, pero que se ha escrito desde el buenismo para intentar hacer pasar al Ejército por lo que  no es.

El ejército, NO esta para salvar vidas, esta para hacer la guerra y vencer en ella, naturalmente ahorrando las máximas bajas propias mientras se causan las mayores bajas posibles al enemigo

Para eso y no para otra cosa existen los Ejércitos, están para defender a España tanto de sí misma, en los últimos dos siglos los políticos han despanzurrado España más de una docena de veces, posiblemente más de dos, como de los ataques externos, NO están para dorarle la píldora a nadie, demócrata, republicano o monacal, existe para hacer la guerra en defensa de España, de la Patria, que esa por encima de cualquier ideología, constitución o sistema político, porque los Ejércitos son parte de España, la parte que debe velar por su unidad, integridad   y libertad.

Para salvar personas están las ONGs, desde la bailonga Cruz Roja a los miles que viven esplendidamente  del presupuesto intentando hacer creer que protegen a los débiles y los pobres.

Las tapias de los cementerios en 1936 estaban llenas de cadáveres de curas, empresarios, militares, derechistas, falangistas, carlistas y gentes de bien a los que  asesinaban los ancestros de estos que ahora patalean cuando se les recuerda la HEZ que son y lo hacen desde la Moncloa.

Los políticos deben defender a España, es su labor, pero en vez de hacerlo la destruyen, ellos son los que tienen el poder y ellos son los que deben proteger la vida y la hacienda de los españoles en su conjunto, no los del Chepa, Sánchez y demás camaradas en el oficio.

Los Chat privados son o deberían ser eso PRIVADOS  no se escriben para ser publicados, se escriben para los amigos que están apuntados al chat, lo malo es que siempre hay un tipo deshonesto, un canalla encubierto, que utiliza los que escriben los demás en su contra y lo hacen porque son unos chupa botas del CNI, Los integrantes del Chat deberían localizar al que los ha vendido y echarlo de dicho chat sin honores, diciéndole al resto lo miserable que es. En el ejército esto funciona porque entre los militares existe eso que se llama honor.

Por lo demás el texto de Giménez es como siempre bastante decente, aunque debo advertirle que cuando el Chepa y Sánchez decidan que ya tienen bien dominada a la sociedad, esa que escribe whatsapp por no salir a la calle de forma más contundente y motivos tienen más que de sobra para hacerlo( no hablo más que de salir a la calle de forma pacífica, tengamos la fiesta en paz) cerrara VOX de un leñazo sin buscar excusas legales, hará lo que ha hecho en la Basílica del Valle de los Caídos con el sepulcro de Franco, lo hago porque "me sale de los cojones" y punto y como la ley lo va a amparar al instante pues listo.

En cualquier caso el poder  está utilizando el Chat para asustar a posibles militares en activo que están tan hartos o más que los que han escrito su desazón de ánimo de forma privada al ver como el sistema ha  destrozado su patria, fuente de todo derecho.

Por cierto, ojalá VOX fuera heredera del pensamiento del Caudillo, desafortunadamente para los españoles no lo es

Miquel Giménezvozpopuli autores
Miquel Giménez

https://www.vozpopuli.com/opinion/ilegalizar-vox_0_1415859761.html


La ofensiva contra Vox se ha recrudecido a raíz del chat de wasap hecho público en el que unos cuantos altos mandos militares – retirados, ojo – dicen auténticas barbaridades. Que quienes hablan de fusilar a compatriotas, habiendo llevado el uniforme del ejército español, son unos descerebrados no tiene discusión. Que eso nos retrotrae a tiempos en los que las tapias de cementerios y cuarteles asistían a la venganza cainita que una España ejercía sobre la otra por el simple hecho de no adherirse a la Cruzada, también. Que la milicia solo puede ser acto de servicio, entrega, valor y obediencia es indiscutible. Y que la obligación del militar, quizá la más importante, es preservar vidas a riesgo de la suya no puede negarlo nadie que crea que las Fuerzas Armadas son los máximos defensores de nuestra sociedad, nuestra paz y nuestra Constitución. Creo que dejo meridianamente claro lo que opino de quien se atreve a jugar a salvador de la patria.

Aprovechando esto, a Vox la han hecho poco menos que responsable de organizar un golpe de Estado apoyándose en ese grupo de militares, insistimos, retirados, y en el Congreso de los Diputados se han podido escuchar graves palabras en contra del partido verde. Socialistas, podemitas, bilduetarras y separatistas no han dejado de clasificar a Vox desde el minuto cero como la peligrosa extrema derecha, fascista, heredera del régimen de Franco y ahora como golpista. Todo, porque ven en ese partido un grave adversario imposible de batir si no es con malas artes, porque en las urnas, que es donde se miden democráticamente las ideas, los votos de Santiago crecen y crecen y vuelven a crecer parafraseando el villancico.

Pues bien, si consideran que hay que ilegalizar a una formación por atentar contra el régimen democrático debido a un prurito democrático en un intento de depurar la calidad de quienes se presentan ante los españoles para ofrecernos sus propuestas, bienvenida sea la medida. Siempre y cuando los fielatos sean los mismos para todos. Eso de aplicar la ley del embudo, basada en lo estrecho para ti y lo ancho para mí, no sería de recibo. ¿Vox es facha? Perfecto, aunque habría muchísimo que discutir, se ilegaliza, pero con la última resolución de la Unión Europea en la mano ilegalícense también Podemos, el PCE y toda organización que reivindique el comunismo como ideología, porque en dicho informe equiparan fascismo y comunismo como lacras condenables. Con eso, la mitad de partidos en España se suprimirían.

¿Hay que ilegalizar a Vox por participar en un golpe de Estado? Adelante, pero hágase también con Esquerra, JxCat, CUP, Arran, y clausúrense Ómnium Cultural y la ANC

¿Hay que ilegalizar a Vox por participar en un golpe de Estado? Adelante, pero hágase también con Esquerra, JxCat, CUP, Arran, y clausúrense Ómnium Cultural y la ANC, y declaren ilegal toda asociación, institución o colectivo participante en el 1-O. Y ni que decir tiene lo que debe hacerse con Bildu, con las herriko tabernas, con el entramado asociativo proetarra, con el PNV o con cierta parte del clero que, tanto en Cataluña como en las Vascongadas, apoya a los asesinos.

Si se ilegaliza a Vox por no cumplir el nivel exigible en una democracia de calidad añadamos también la vara de medir respecto al calibre moral. Ilegalicen, pues, a PSOE y PP, con un temario de corrupción a sus espaldas que sobrecoge, a todos los pequeños partidos regionalistas que han hecho de su insignificancia caciquil piezas importantísimas en la conformación de este o de aquel gobierno, de este o aquel presupuesto, de esta o aquella componenda. Ilegalicen también a los partidos que nos mintieron, nos engañaron, nos hicieron creer que iban a por una cosa cuando en realidad iban a por otra, a los pancistas, a los ineptos, a los despechados, a los ególatras.

Una vez ilegalizado todo esto, tendremos unos partidos sin tacha, inmaculados, perfectos y adecuadamente presentables en sociedad.

Claro que entonces no quedaría ni uno. A lo mejor es lo que le gustaría a algunos, sean partidarios del golpe de Estado en un chat, en un comité central o en un despacho de la plaza de Sant Jaume.